El precio de la fama
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El precio de la fama
Hay en el beisbol una regla no escrita, una regla que habla de respeto por el contrario y que se resume en la palabra caballerosidad. Cuando cae el último out, el pelotero olvida la rivalidad del juego y se convierte nuevamente, al igual que sus oponentes, en algo que nunca dejó de ser, un colega de profesión.
A lo largo de su carrera, un beisbolista puede cambiar muchas veces el color de su franela, puede estar sujeto a diversos manejadores, a diferentes directivos con muy distintas idiosincrasias, a fanáticos de costumbres heterogéneas; pero lo cierto es que un verdadero pelotero, independientemente de esos cambios, permanecerá siempre fiel a lo que marca y significa su vida, permanecerá fiel al beisbol.
Por eso no se entiende que la Liga Mexicana haya mantenido total silencio y no concediera ni siquiera un pequeño espacio en su website, a la Ceremonia de Entronización 2008 del Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México.
Y es que se dice que el boicot al Salón de la Fama fue impuesto por los dueños de la Liga Mexicana, como castigo por haber incluido en su listado de precandidatos, al líder moral del movimiento anabista de 1980, el excelente segunda base alvaradeño Ramón “Abulón" Hernández.
Es cierto que don Plinio Escalante asistió a la ceremonia del pasado lunes en Monterrey, e incluso entregó su placa de inmortal al directivo de Naranjeros de Hermosillo don Arcadio Valenzuela; por eso causa mayor extrañeza que el sitio oficial de la Liga Mexicana no concediera un espacio a la actividad pública de su presidente.
Sea cual fuere la razón que tuvo la LMB para guardar silencio ante un acontecimiento tan relevante como la Entronización del Salón de la Fama, creo que nuestro beisbol atraviesa por momentos muy difíciles, en los que ningún favor le hacen actitudes divisionistas como esta.
Si el Salón de la Fama tiene como finalidad reconocer los méritos deportivos de los peloteros, que a final de cuentas son los únicos indispensables para que este bello deporte-espectáculo-negocio siga vivo en nuestro país; y si los dueños del beisbol en México tienen la obligación de promover toda actividad para acercar al fanático a sus ídolos deportivos; el desaire de la Liga Mexicana a los inmortalizados, es una puñalada trapera al beisbol.
Ni hablar don Antonio Briones, don Enrique Castillo y don Arcadio Valenzuela, así se paga el precio de la fama.
Raciban un saludo.
A lo largo de su carrera, un beisbolista puede cambiar muchas veces el color de su franela, puede estar sujeto a diversos manejadores, a diferentes directivos con muy distintas idiosincrasias, a fanáticos de costumbres heterogéneas; pero lo cierto es que un verdadero pelotero, independientemente de esos cambios, permanecerá siempre fiel a lo que marca y significa su vida, permanecerá fiel al beisbol.
Por eso no se entiende que la Liga Mexicana haya mantenido total silencio y no concediera ni siquiera un pequeño espacio en su website, a la Ceremonia de Entronización 2008 del Salón de la Fama del Beisbol Profesional de México.
Y es que se dice que el boicot al Salón de la Fama fue impuesto por los dueños de la Liga Mexicana, como castigo por haber incluido en su listado de precandidatos, al líder moral del movimiento anabista de 1980, el excelente segunda base alvaradeño Ramón “Abulón" Hernández.
Es cierto que don Plinio Escalante asistió a la ceremonia del pasado lunes en Monterrey, e incluso entregó su placa de inmortal al directivo de Naranjeros de Hermosillo don Arcadio Valenzuela; por eso causa mayor extrañeza que el sitio oficial de la Liga Mexicana no concediera un espacio a la actividad pública de su presidente.
Sea cual fuere la razón que tuvo la LMB para guardar silencio ante un acontecimiento tan relevante como la Entronización del Salón de la Fama, creo que nuestro beisbol atraviesa por momentos muy difíciles, en los que ningún favor le hacen actitudes divisionistas como esta.
Si el Salón de la Fama tiene como finalidad reconocer los méritos deportivos de los peloteros, que a final de cuentas son los únicos indispensables para que este bello deporte-espectáculo-negocio siga vivo en nuestro país; y si los dueños del beisbol en México tienen la obligación de promover toda actividad para acercar al fanático a sus ídolos deportivos; el desaire de la Liga Mexicana a los inmortalizados, es una puñalada trapera al beisbol.
Ni hablar don Antonio Briones, don Enrique Castillo y don Arcadio Valenzuela, así se paga el precio de la fama.
Raciban un saludo.
Re: El precio de la fama
me gustaria que el presidente de la liga de beisbol fuese como en los yunaites ... alguien neutral que no pertenezca a ningun equipo y que la estructura fuese igual ... pero es pedirle peras al olmo, alla son los reyes de la mercadotecnia y por eso hacen las cosas como las hacen
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